domingo, 13 de septiembre de 2009

Visité su casa, lo busqué pero solo había arena
y una piscina, una
a orillas de un mar burgués
y tan imbécil como el país de brazos caídos
que regala cada palmo de sudor
por dilucidar el sexo de los ángeles.

Todo eran hormigas obreras
trazando caminos que sólo ellas podrían comprender,
dibujando su bigote arribista
mientras él acuñaba su imagen en mil monedas.

Por suerte se arrancó de la vida para la eternidad
y dejo pintados sus útiles como recién usados,
en el taller, pinceles, óleos, bastidores...
y una toalla, imprimada de moho,
tirada al borde de la piscina
donde una fuga, una,
le abandonó para
volverse
cometa
que se alza
poderoso y lejano
para despedirse a grito pelado diciendo:

"Todas las distancias menos una
para llegar a un paraíso
que tiene de virgen
lo que tú de peregrino"

Homenaje a Dalí en Cadaqués

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