La toxina de la envidia
trasiega por las venas
del obrero que quiso ser burgués,
invadido por el odio
de sus deseos teledirigidos,
convertido en un autómata
de reacciones programadas,
en una res que pace
sin intentar la huida.
Pero nadie deja de codiciar
la hierva del otro lado del cercado,
con la mirada perdida en los barrotes
de ésta jaula de derroche, diseñada
para ser agujero negro del alma.
Y aunque los medios estén preparados
para activar el aparato de represión social,
ningún ganadero espera
la estampida de la vaca loca.
LAS CLAVES OCULTAS DEL 11M por Lorenzo Ramírez
Hace 5 semanas
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